Por Jonathan Báez.

El nuevo salario básico unificado (SBU) será de USD 386. Esto implica que la tendencia descendente con la que se incrementaba se revirtió muy ligeramente. De esa manera, entre 2017 y 2018 la tasa de crecimiento anual aumentó 0.47 puntos porcentuales. Por otro lado, en los últimos tres años el alza salarial propuesta por los sectores empresariales se acercaba a los niveles en que finalmente se definían por el gobierno. En este año existe una tenue diferencia, como se observa en el gráfico. No obstante, no se acerca a los años anteriores.

Es importante destacar que según datos de la Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo de junio-2017 solo el 40% de la población trabajadora percibe ingresos iguales o superiores al SBU. Esto plantea que es necesario mejorar no solo los niveles de salario, sino las condiciones del empleo, lo que implica las imbricaciones entre los entornos externos e internos para que el SBU se extienda al conjunto de trabajadores.

Estas propuestas permitirían matizar el problema de la desigualdad social que según índice de Gini de septiembre-2017 (de ingresos del trabajo como variable agregada) es 0,506 con un límite inferior y superior de +/- 0,017. Sería necesario analizar con una prueba de hipótesis si dicha diferencia con septiembre de 2016 es significativa. Por otra parte, en ese año el índice fue de 0,466 lo que indicaría un aumento importante de la desigualdad de ingresos, cercano al 8.7%.

Finalmente, existe temor del alza salarial por los despidos que pueden generar. Sin embargo, la literatura indica lo contrario y no hay evidencia de que un aumento del salario mínimo implique una reducción del nivel de empleo (Richard A. Lester, 1960, 1964; Lawrence F. Katz and Krueger, 1992; Card, 1992a; Card, 1992b; Stephen Machin and Alan Manning, 1994). Por lo tanto, la estabilidad no debería estar en juego ante el actual nivel salarial.